3.11.04

Abrazos

Te abrazo. Y te escurrís. Me eriza la piel el olor de tu partida. Otra vez el viento recoje el guante. Se lleva tu espectro, me deja un hueco el pecho. Cada rincón ocupado por tu cuerpecito en el mío, queda desnudo, muerto. Los dolores se reavivan, pero cada vez más rutinarios. Como memorias emotivas que devuelven imágenes, sonidos, algún que otro sollozo acallado. Un cauce furioso de aquel río salado me abate. Misterioso. Salado. O agridulce?
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